domingo, 17 de noviembre de 2013

lo mas difícil es despegar

Más indeciso que nunca, visitó a su amigo Gaston Gallimard, que se había refugiado con su familia cerca de Carcassonne. Le entregó una copia de su último manuscrito. Éste comportaba ya varios cientos de páginas, pero el editor sabía que se trataba de un mineral en bruto de donde saldría, al fin de interminables pulidos, una prosa brillante y pura como el diamante. Saint-Exupéry había ideado un método de composición muy original. En lugar de retomar el mismo pasaje tal como lo había escrito inicialmente, prefería redactar una serie de textos paralelos, en los que intentaba expresar la misma idea, o contar el mismo episodio, de tantas maneras diferentes como fuera posible.
[...]
Antes de dejarlo, Robert Van Gelder pudo ver algunas páginas manuscritas cubiertas de finas líneas de escritura, la mayor parte de las cuales estaba cuidadosamente tachada, al punto que sobrevivía una palabra de cada cien, una frase de cada página. ¿Un primer esbozo? No, de ninguna manera; era el tercero ya, o quizás el cuarto. Representaba mucho trabajo. El entrevistador debía creerlo. "Trabajo largas horas con mucha concentración", explicó Saint-Ex. Y eso, siempre que hubiera tomado impulso. Pues, agregó con una sonrisa desarmante, "lo más difícil es despegar".

Curtis Cate, Saint-Exupéry (Emecé, 2000) 
 

viernes, 1 de noviembre de 2013

consejo

Cuando tengan que acudir a la cama de un moribundo, no huyan. Sosténganle firme la mano, acaricien sus mejillas, cántenle boleros al oído. Díganle cuánto lo quieren, cuánto lo han querido, cuánto lo querrán. Enumérenle todo lo que de él han aprendido y prométanle que a alguien se lo enseñarán. Díganle nos vemos aquí, aquí dentro, por siempre, hasta que nos toque.

No se puede celebrar la vida si no se despide uno bien de los muertos.