martes, 17 de junio de 2008

domingo, 15 de junio de 2008

un milímetro de azar

Nada más común y natural que la formación de una vida. La prueba somos 6.500 millones aumentando en progresión geométrica. Y sin embargo, descubro ahora, nada más milagroso. De hecho, la formación de una vida es una sucesión de diminutos milagros que funcionan como un reloj, desde el mismo instante en que un óvulo acepta la cabeza de un espermatozoide. A la sexta semana empieza a latir el corazón, a la décima tiene cabeza, brazos y piernas, a la duodécima puede predecirse si tendrá síndrome de down midiendo la nariz y el cuello. A la décimo tercera, unas membranas que cubren la uretra, si es que va a ser un varón, tienen que desaparecer. Se llaman valvas uretrales posteriores y miden alrededor de un milímetro. Si no desaparecen, la vejiga no puede evacuar. Si no evacua, el feto va quedándose sin líquido amniótico, pues la placenta de la madre deja de producirlo hacia la décimo sexta semana. El líquido amniótico es vital para el desarrollo de los pulmones: sin uno no existen los otros. Al mismo tiempo, los riñones tendrán que empezar a funcionar, pero poco a poco se irán llenando de orina hasta llegar a atrofiarse. Que no desaparezcan las valvas uretrales posteriores pasa sólo uno de cada diez mil embarazos. No tiene que ver con beber o fumar o saltar o tomar ácido fólico. Nada lo causa, menos lo predetermina. Es sólo la suerte la que echa a rodar los dados. Un dado de un milímetro.

viernes, 13 de junio de 2008

lo que se maneja

Clínica de Gineco-Obstetricia número 4 del Instituto Mexicano del Seguro Social. Nueve y cuarenta de la mañana. Hemos quedado a las diez con el único médico que nos puede ayudar en nuestro caso. En la puerta principal hay dos guardias de seguridad mujeres que custodian el paso. El altiplano azteca en sus facciones y formas (y conste lo señalo porque viene a cuento). La más bajita se dirige a nosotros:

- ¿Adónde van?
- Hemos quedado con el doctor tal a las diez.
- Ahhh, pos no sabría decirle.
- Es el jefe del servicio de gineco-obstetricia, se encuentra en el sexto piso...
- Ah, no, mire, es que lo que se maneja aquí es que el doctor baje a buscarles.
- Ya, ¿y no podría avisarle?
- No, nomás que ustedes entren por urgencias.
- Ya, gracias.

Llamamos al médico al móvil, le decimos que no nos dejan pasar, nos dice que baja a buscarnos. Esperamos fuera. Cinco y diez minutos, que se convierten en quince, veinte y veinticinco. Viendo que todos acaban pasando (todos de tez morena), aventuro que la guardia no nos dejó pasar por racista.
- Somos güeros, los blancos le caen mal...
- No, no, yo creo que a todo el mundo le está pidiendo credencial.
- Sí, pero todos pasan...

A los cinco minutos, se marcha la bajita. Ricardo se acerca a la otra, que articula algo en el español de locomotora del Distrito Federal. Que le deje el carné y que pasemos, que claro, que cómo no, que tengan un buen día, que les vaya bien. En fin, lo que se maneja.

(PD: Arriba, un exquisito y sensato médico joven vuelve a hacernos creer en la especie sin colores).